16 noviembre 2012

La plenitud verdadera Solo en Dios




 En cualquier relación, el afecto dividido bloquea la intimidad. Así como me es imposible alcanzar la unidad emotiva con la esposa cuando se está enredado con otra mujer, así es imposible desarrollar la intimidad con Dios si dependemos de algo o alguien más para satisfacer nuestras necesidades. Creo que eso es lo que Jesús quiso decir cuando nos advirtió en  (Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.).

Nuestra tendencia es adorar aquello que pensamos satisface nuestras necesidades. Así que, cuando obramos bajo la ilusión de otra gente, el poder, las posesiones, el prestigio o cualquier otra cosa es la respuesta a nuestros deseos más íntimos, descuidamos nuestra relación con Dios. Y los primeros once capítulos de Eclesiastés dan testimonio que ninguna de esas cosas merece nuestro afecto. Anteriormente asentamos la importancia de definir nuestras metas cuando escogemos tener propósito versus vivir sin objetivos. A veces uno encuentra papel en donde ha escrito metas para su vida, probablemente estés alegre de haberlas logrado  pero ¿estas satisfecho? Por supuesto que no. En el tiempo transcurrido uno sigue poniéndose nuevas metas ¿por qué poner más?

Salomón llegó a la misma conclusión. Había logrado todas sus metas. Era el monarca más rico más sabio y poderoso del mundo. Sin embargo, al final de su vida, admitió que todo era vanidad, sus metas no solo estaban vacías, sino que también lo habían desviado de luchar por lo que en verdad le hubiera dado satisfacción: Una relación intima con Dios.
    Evalúa honestamente tu relación con Dios
¿Dónde tienes centrado tu afecto en la actualidad? ¿Tienes dificultad para contestar? Entonces imagina que de pronto perdieras todo lo que tienes de valor para ti: tu familia, tu trabajo, tu reputación, tu dinero y tu salud. ¿Cuál sería tu respuesta? Una vez pasado el luto por tales perdidas, ¿Perderías toda razón para seguir viviendo? ¿Tu vida quedaría en el vacío, dando vueltas sin esperanza, fuera de control?

Conocemos a un hombre que sufrió este tipo de perdida. Se llamaba Job En un corto periodo de tiempo, lo perdió todo. No obstante, su reacción fue extraordinaria: (Job 1:20-22  Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró,  y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.)

 No se engañe, a Job le dolió su perdida, pero todavía tenía capacidad de alabar a Dios. ¿Por qué? Porque su objeto de Adoración permanecía intacto. Contrario a lo que pasa con muchos de nosotros, Job no cayó en la trampa de adorar lo dones en vez de adorar al “Dador” de ellos. En medio de la tribulación, el fundamento de la vida de Job permaneció firme.

¡Que contraste con Salomón! El capitulo doce de Eclesiastés pinta el retrato de un anciano cuya vida empezaba a deteriorarse. Su salud era precaria, su poder había disminuido, sus riquezas habían pasado a otro y hasta su sabiduría era cuestionada. Esta patética conclusión a su vida hizo que Salomón aconsejara:”Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”. Creo que esto puede para frasearse así: “Pon a Dios primero en tu vida antes que sea demasiado tarde”.

¿Alguna vez te has dirigido a un lugar desconocido y sin querer das una vuelta equivocada?

 Después de recorrer varios kilómetros te das cuenta de tu error. En este punto, lo lógico es dar vuelta. Pero si tú eres como yo, que odio reconocer que me equivoqué y regresar esa distancia, sigues caminando pensando que tal vez ese camino equivocado se convertirá por arte de magia en el camino correcto. Por supuesto que entre más avance en dirección equivocada, será  más difícil regresar. Una evaluación honesta de tu relación con Dios puede requerir de un cambio de dirección. Este es el concepto que está en el corazón de la palabra arrepentirse, la cual significa cambiar de pensamiento o dirección. Si tú te das cuenta  que tus afectos no han estado centrados en Dios, acepta tu error y cambia de dirección, antes que sea más difícil hacerlo. Desafortunadamente, Salomón había avanzado demasiado en su búsqueda del placer, el poder y las posesiones para dar vuelta. El epitafio de este que fue el rey más poderoso de Israel, se encuentra en (1 Reyes 11:4 Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David.) “

Este es el tiempo que Dios te permitió vivir, los errores las causas delante de Dios ya no son importante, el te ofrece la salvación, la sanidad de tu corazón, cuerpo y mente, la libertad para estar en paz contigo mismo y con los demás que te aman y amas y la Restauración haciendo en ti y tooda tu vida Cosas Nuevas, una nueva Criatura, así lo dice su Palabra.

Acepta la Ayuda de Dios y permanece en él y veras el milagro en Ti Hay Esperanza para tu vida ..En Cristo Jesús!!

Dios te Bendiga y Guarde. 

14 noviembre 2012

Hecha Tu Carga Sobre el Señor Jesus

Una mujer, experimentó en cierta ocasión una gran carga. Se sentía turbada que no podía dormir ni comer, arriesgaba su salud física y emocional, estaba a punto de una crisis nerviosa. Sin embargo, pudo reconocer que ella nada podía hacer para cambiar sus circunstancias.

Entonces leyó en una revista la historia de otra mujer llamada Connie, quien también había experimentado grandes dificultades en su vida. En el relato, una amiga le preguntó a Connie, cómo pudo soportar la carga de dichos problemas. Connie respondió: “Llevo mis contrariedades al Señor”.

Su amiga le respondió: “Por supuesto, es lo que debemos hacer”.

Entonces Connie continuó diciendo: “Pero no tan solo debemos llevarlas ante Él. Debemos dejar nuestros problemas con el Señor”.

No solo debemos dejar nuestros problemas con el Señor; no debemos quedarnos con ninguno.

Se cuenta una divertida historia sobre un anciano que juró que nunca viajaría en avión. Sin embargo, cierto día se presentó una emergencia y le fue necesario llegar con urgencia a una ciudad lejana. La vía más rápida de lograrlo era por aire, por supuesto, así que compró el boleto y se embarcó en su primer viaje de avión.

Conociendo su renuencia a viajar, cuando sus parientes lo recibieron en el aeropuerto le preguntaron cómo había estado el vuelo, a lo que el anciano respondió: “Supongo que bien, pero les diré una cosa, en ningún momento deposité todo mi peso sobre el asiento”.

¡El Señor desea que eches todas tus cargas sobre Él y que allí las dejes! Él anhela que también le entregues el peso completo de tus problemas. Entonces, podrás continuar tu vida con la plena confianza, de que Él, cuidará de aquellas cosas que le has encargado.

Salmos 55:22. Echa sobre el Señor tu carga y Él te sustentará.

Cristo te ama Jamas te dejara Sola..