27 diciembre 2011

.:: VÉANME COMO ME VEO ::.

Piensa en que tan seguido condenamos a la gente cuando no cumplen con nuestros estándares. Piensa en que tan seguido nos sorprendemos cuando la gente no actúa hacia nosotros como santos, sino como pecadores. Cuán indignados nos convertimos cuando alguien nos ofende, ignora, o simplemente actúa de una mala manera.
¿Esperamos que bondad infinita fluya hacia nosotros proveniente de los demás? ¿Nos desilusionamos cuando eso no ocurre? ¿Asumimos que la gente debería de tratarnos de acuerdo a nuestras demandas “justas”? ¿No debería la gente saber nuestras buenas intenciones y actuar de acuerdo a ellas?
No es secreto. No nos juzgamos a nosotros mismos en base a lo que hemos hecho, si no en base a nuestras “buenas intenciones”. Simplemente, ignoramos nuestras acciones y nos juzgamos a nosotros mismos en base a nuestras propias intenciones. Otra gente no nos juzga de esta manera. Nos juzgan en base a nuestras acciones, o mejor dicho, en como perciben nuestras acciones. Y, por supuesto, así es exactamente como juzgamos a otros también.
Eso explica en gran manera el desorden en el cual estamos inmersos. Y que algunas veces es el deseo de ser vistos de la manera en la que deseas ser visto y respetado como tu quisieras ser respetado. Esto no es una invitación para ser una persona que se deja pisotear, sino a dejar la idolatría hacia nosotros mismos.
Considera a Jesús por un momento; el Dios-hombre que tenía todo derecho de demandar ser visto por quien realmente era, se rebajó mientras caminó por la tierra y sirvió a pecadores como tú y como yo. Fue aún más lejos y se humilló a sí mismo al punto de muerte en una cruz por las propias manos de su creador. Sorprendentemente, hay buenas noticias aquí; Jesús es el ejemplo perfecto y también el cumplimiento de la ley de nuestra conducta. Él nos da su propia justicia y el Espíritu Santo para llenar nuestros corazones para ser más como Él. ¡Nuestra justicia ni siquiera es nuestra! ¿Cómo podemos demandar a otros tratarnos de acuerdo a lo que no es nuestro?
La gente no siempre nos va a ver de la manera que queremos ser vistos, y siempre demandar eso de los demás es tomar el lugar de deidad. Cuando solamente queremos hacer nuestra voluntad no podemos amar a gente como Jesús – particularmente a la gente que nos lastima…

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