El temor puede y detiene
a muchos de vivir la vida que Dios quiere que vivamos.
Pero el temor no es lo
único que nos detiene, existe algo más que también es responsable de detener
nuestro crecimiento, y de detener las bendiciones de Dios para Su pueblo.
Todos sabemos que estamos llamados a ser criaturas nuevas; todos sabemos que
tenemos que cambiar todo lo que somos si decimos que somos Cristianos, pero no
todos pueden hacerlo. En la palabra de Dios en su historia podemos
encontrar los errores cometidos por otros, y si prestamos atención, y
escuchamos consejo, entonces nosotros podemos prevenir que nos pase a
nosotros. Hoy examinamos la historia del pueblo de Dios y vemos que fue
lo que detuvo que ellos recibieran la bendición que Él tenia
esperándoles.
Éxodo 32:1-4 - Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron
entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de
nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto,
no sabemos qué le haya acontecido. 2 Y Aarón les dijo: Apartad los
zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos
y de vuestras hijas, y traédmelos. 3 Entonces todo el pueblo apartó
los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón; 4
y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello
un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te
sacaron de la tierra de Egipto.
Dios había liberado de la
esclavitud al pueblo de Israel usando a Moisés, (Éxodo
3:7-10). La liberación que ellos recibieron no fue cosa fácil de
obtener; Moisés no llego y el faraón les soltó. Cuando examinamos la
historia vemos que Dios endureció el corazón del faraón, y creo que Él ha hecho
lo mismo con el hombre hoy en día a causa de la rebeldía y maldad. El faraón tuvo
que aprender unas lecciones muy difíciles antes de soltar a ese pueblo que él
mantenía esclavo (Éxodo 7:17; 8:5; 8:16-17; 8:24; 9:6; 9:10; 9:23-24; 10:14-15; 10:21-22; 11:5), y el mundo también tendrá que aprender
lecciones muy difíciles en esto tiempos. Las cosas para Moisés no le fueron
nada fácil, pero la realidad del caso es que las cosas que verdaderamente
importan nunca son nada fáciles. Moisés se dejo guiar por Dios, Moisés cumplió
con lo que Dios le había encomendado, aunque déjenme decirles que no lo hizo
sin antes protestar y poner excusas (Éxodo 3:11;
4:1; 4:10; 4:13). Pero para Dios no existen excusas (Éxodo 3:12; 4:2-9; 4:11-12; 4:14-16).
Moisés subió al monte
Horeb, él subió para entrar en intimidad con Dios y para recibir Sus leyes,
Aquí vemos como este pueblo que había sido liberado y bendecido por Dios, una
vez que perdieron a Moisés de vista cayeron nuevamente en el pecado. Ellos se
rebelaron contra Dios. Moisés les había dicho que le esperaran (Éxodo 24:12-14,) y ellos sabían exactamente donde él
estaba y lo que estaba haciendo (Éxodo 24:16-17.)
Ellos sabían que Moisés se encontraba ante la presencia de Dios, pero ellos se
dejaron llevar por las tradiciones, ellos se dejaron llevar por los impulsos de
la carne, ellos no le esperaron pacientemente, ellos regresaron a la
esclavitud.
Por k haría esto el
pueblo de isreal, lo hicieron porque su espíritu estaba detenido en el pasado.
Al principio antes de cruzar el Rio jordan el pueblo estaba bien alegre,
estaban bien felices de finalmente ser libres, pero todo esto cambio.
Este pueblo comenzó a cambiar, o mejor dicho, el espíritu de estas personas
comenzó a cambiar cuando vieron que delante de ellos existía un camino difícil.
El animo del pueblo pronto se convirtió de gozo y a alegría a rebeldía y negativismo
y conspiración. Esto sucedió porque ellos meditaron más en su pasado que
en lo que estaba por venir.
Este pueblo alcanzo ver
señales poderosas, asta alcanzaron ha oír a Jehová hablándole a Moisés (Éxodo 19:9; 18-19; 20:18-19), pero aunque ellos habían salido de
Egipto, Egipto no había salido de ellos. Ellos no habían sacado a Egipto de sus
vidas..Ellos estaban detenidos en el pasado
El campo principal de
batalla es nuestra mente. En nuestra menta nacen los sentimientos de ira,
contienda, avaricia, venganza y temor. En nuestra mente nacen los sentimientos
de culpabilidad, lastima propia, descorazonamiento, y duda. En nuestra
mente es peleada esa batalla entre el bien y el mal, y si no tenemos mucho
cuidado, si no reconocemos los ataques del enemigo a nuestra vida a través de
los pensamientos, entonces no seremos victoriosos, sino seremos derrotados.
Eso mismo fue lo que le
sucedió al pueblo de Israel, sus mentes fueron llenas de solo los momentos
fáciles, fueron llenas de solo los momentos cuando se sentaban a comer y
demás. El demonio mentiroso lleno sus mentes con deseos y memorias
mundanas, y se robo la bendición que Dios tenia para ese pueblo (Deuteronomio 34:4.) Este pueblo que Dios libero
de las manos del faraón nunca entro en la tierra prometida.
Como el pueblo de Dios
que somos, nosotros no estamos llamados a detenernos en nuestro a retroceder,
estamos llamados a avanzar (Filipenses 3:13.)
Estamos llamados a conquistar, estamos llamados a vencer. El enemigo
quiere que pensemos diferente, el enemigo quiere que pensemos que no podemos
enfrentarnos y vencer, el enemigo quiere hacer la batalla lucir mucho más
difícil de lo que es, pero nosotros tenemos las promesas de Dios (Juan 16:33; Romanos 8:37-39;
Apocalipsis 17:14.)
Nosotros tenemos la
victoria que Cristo murió en la cruz para entregarnos. No siendo
merecedores Su sangre nos limpio de todo pecado. No siendo merecedores Su
sacrificio nos redimió ante los ojos de Dios; díselo al que esta a tu
lado. Como el pueblo de Dios tenemos que aprender que Dios no nos quiere
sentados, Dios no nos quiere acampados en el conocimiento de nuestra
salvación. Dios quiere que siempre estemos en un movimiento hacia
delante. Dios quiere que avancemos confiando que Él esta presente, que Él
esta en control, que Él nos entregara la victoria. Dios no te quiere
detenido en el pasado, Dios no te acusa (Juan 8:10-11;
Apocalipsis 12:10.) Una persona que
profesa ser Cristiana no puede ser tal como era, tiene que haber un cambio
completo, en la manera de actuar, hablar y pensar. Si no existe un
cambio completo en nuestra vida, entonces no nos podemos llamar Cristianos (1 Corintios 10:21-22.) Este pueblo ciertamente
no entendió esto, este pueblo dijo: “Entonces dijeron: Israel, estos son tus
dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.” Este pueblo cambio la
verdad de Dios por la mentira del diablo. Ellos no cambiaron, ellos no
avanzaron, ellos se detuvieron en su pasado y regresaron a la idolatría pagana
que practicaban en Egipto.
No podemos permitir que
nuestros pensamientos nos alejen de Dios (1 Pedro
1:13-16). De nuestros corazones dice el Señor salen malos
pensamientos, pero esto es solo si nuestros corazones y nuestras mentes no
están concentradas en Dios (Romanos 12:2.)
Este fue el caso de ese pueblo, ellos no estaban concentrados en Dios, ellos
estaban concentrados en Moisés, estaban concentrados en las cosas de este
mundo. Como el p[pueblo de Dios que somos tenemos que buscar más de Dios
en todo momento (Isaías 55:6-7.) Mirando a
nuestro alrededor podemos ver que las cosas en este mundo no están nada
buenas. ¿Por qué es esto? Las cosas están como están porque el
mundo no busca de Dios. Esto es la verdad para todo aquel que vive en el mundo,
pero también es la verdad para muchas personas en el cuerpo de Cristo. Si
hermanos es la verdad porque en el cuerpo de Cristo existen muchas personas que
no buscan más de Dios. Lo que sucede en muchas ocasiones es que tal como el
pueblo de Israel en este entonces, nosotros estamos tan preocupados con las
cosas que nos rodean, que se nos olvida que servimos a un Dios justo (Salmos 145:7; Isaías 30:18.)
Lo que sucede es que muchas personas piensan que conocen la voluntad de Dios.
También existen muchos que piensan que tienen suficiente tiempo para conocerle
en el futuro, piensan que como han recibido el regalo de la salvación no
necesitan hacer mas nada. Pero les digo que toda persona que piense así esta
muy equivocada. Toda persona que piense que existe suficiente tiempo en el
futuro de conocerle esta muy equivocada. Recordemos que el día de mañana no se
la garantiza a nadie (Proverbios 27:1; Santiago 4:13-14.) El cambio tiene que ser
ahora, en este mismo momento.
Si no estamos dispuestos
a cambiar, si no cambiamos nuestra manera de pensar, si no dejamos el pasado en
su lugar, y nos concentramos en el futuro que Dios nos tiene, entonces nunca
estaremos dispuestos a atravesar por esos desiertos. Nunca permitiremos
ser guiados hacia los lugares mayores y mejores que Dios tiene para
nosotros. No podemos permitir que el enemigo acampe en nuestro corazón y
mente. Tenemos que confiar que nuestro Padre celestial va delante de
nosotros, que nuestro Padre celestial pelea por nosotros (Deuteronomio 3:22; Josué 23:10.)
Tenemos que permitir que Él se glorifique en esas situaciones cual nosotros
pensamos perdidas. Como iglesia tenemos que movernos hacia delante,
avanzar y conquistar. Como iglesia tenemos que hacer un compromiso
genuino con Dios, no podemos mas hacer las cosas a media. Sepamos que ¡si
queremos ser bendecidos, tenemos que bendecir! (2
Corintios 9:6) ¡Si queremos ser victoriosos, tenemos que pelear! (1 Timoteo 6:12) ¡Si queremos avanzar, tenemos
que marchar y ser valientes! (Josué 1:9.)
¡Si queremos ser perdonados, tenemos que perdonar! (Mateo
6:14-15; 18-21-22.)
Para concluir. Es hora de que el pueblo de Dios se someta a Dios sin
condiciones. No podemos permitir que las cosas de este mundo, que las dudas, o
la desconfianza detengan la obra de Dios en cada uno de nosotros. No existe
poder ni potestad que pueda derrumbar lo que Dios ha hecho (Romanos 8:38-39), no existe poder ni potestad que nos
pueda quitar la victoria que Cristo murió en la cruz para darnos. No podemos
detenernos en el pasado, tenemos que confiar que Dios esta con nosotros en todo
momento. Tenemos que tomar control de la batalla, reprender esos pensamientos,
y llenar nuestras mentes con Su santa y divina Palabra. La
batalla puede ser difícil, pero la guerra ya la ha ganado Cristo por
nosotros. Cristo le venció con Su sacrificio en la cruz (Hebreos 2:14) pero recordemos que aunque el demonio
fue derrotado, todavía esta tratando de engañarnos en todo momento (Apocalipsis 12:9.) Su hora llegara, con cada día
que pasa más se acerca su fin, se acerca el día cuando Cristo establecerá Su
reino aquí en la tierra (Apocalipsis 11:15;)
cuando el demonio mentiroso no podrá engañar más al mundo. Pero asta ese
entonces, velemos cautelosamente, cuidemos nuestros corazones y reprendamos
esos pensamientos que no edifican sino destruyen y contaminan. Examínate
hoy en día, y pregúntate, ¿qué detiene la bendición de Dios para mi vida?
¿Estas atrapado en el pasado? Entrégaselo hoy a Cristo y recibe
liberación (Mateo 11:28-30.) No permitas
que el demonio mentiroso te mantenga afuera.
Dios t bendiga Grandemente
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