02 mayo 2012

Señor ¿Por qué los desiertos?


Oseas 2: 14-17  Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. 2:15 Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.2:16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali. 2:17 Porque quitaré de su boca los nombres de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres. 

Estos son versículos increíblemente poderosos para nuestras vidas, aquí encontramos la solución de Dios para una nación necia, orgullosa y negligente.

El libro del profeta Oseas relata la historia repetitiva de una nación rebelde, idolatra, obstinada, fría, ingrata con el Dios que tanto la ha bendecido de múltiples formas, es un libro que describe el comportamiento de la raza humana para con su creador.

Es más el Señor mismo les dice que el oro y la plata que ellos ofrecen a sus dioses los baales, El se los dio, que paradójico que con los mismos recursos que Dios nos da adoramos a otros dioses.

Es tan grande el amor de Dios que le habla al corazón, es decir, cariñosamente. 

Tan obstinada es ella, que Dios tiene que “halagarla,” moderando así el juicio con gracia inesperada como para ganarla y volverla a sus caminos. 

Para este propósito fué necesario “llevarla al desierto” (es decir, sujetarla a necesidades y pruebas temporales) con las siguientes razones:
1.      Para hacer que le fuese aborrecible el pecado, por sus frutos amargos,
2.      Que le fuese tanto más preciosa la gracia de Dios por el contraste con el “desierto.”
3.      Para hablarte, es tanto nuestro afán que Dios muchas veces quiere hablar con nosotros pero no tenemos tiempo, no queremos, somos muy importantes para eso, entonces Dios nos tienen que llevar a un lugar donde aunque no queramos le vamos a escuchar, donde es mas anhelamos oírle.
4.      Deuteronomio 8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.  para afligirte, es que las aflicciones nos preparan para el crecimiento y para acercarnos a Dios, éxodo 27:20 explica que para que el aceite haga arder las lámparas continuamente debía ser de olivas machacadas, algo que las aflicciones logran perfectamente en nosotros.
5.      Para probarte, solamente en las adversidades podemos saber quiénes somos realmente, algunos de nosotros decimos Señor nunca te fallaré pero es porque nunca hemos atravesado problemas, o decimos yo  nunca dejaré de diezmar pero es porque nunca hemos tenido problemas económicos, etc.
6.      Para saber lo que había en tu corazón, es en las crisis y momentos difíciles que podemos saber que hay en nuestros corazones, odio, rencor, envidia, duda, interés, etc.
7.      Deuteronomio 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.  Para aprender a depender de Él, dice que los hiso tener hambre para luego El saciarlos pero no con pan terrenal sino con mana, Dios nos hace tener hambre de amor, de propósito, de salud, de familia, cosas que solo Él puede saciar para que aprendamos a depender de Él y no del trabajo, ni del dinero, ni de la familia, ni de los amigos, ni de los bancos, etc.
8.      Deuteronomio 8:4 u vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años, para hacerte valorar las cosas, ya que los seres humanos no valoramos nada de lo que tenemos, en el desierto un vaso con agua que normalmente lo tiramos, ahí lo valoramos mas, valoraron los vestidos y los zapatos ya que eran los únicos que tenían.
9.      Salmos 106: 26-27 Por tanto, alzó su mano contra ellos
Para abatirlos en el desierto,
106:27 Y humillar su pueblo entre las naciones,
Y esparcirlos por las tierras.
Para humillarnos, cuando somos orgullosos, soberbios, altivos, Dios nos humilla a través de grandes necesidades, es mejor ser humilde que ser humillado.

10.  Lucas 4: 14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor, para perfeccionarnos en el poder del Espíritu Santo.

11.  Oseas 2: 16 En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.  Para que nuestra relación con el crezca, tal es el caso de aquel pueblo le llamaba Señor pero después del desierto nunca más le llamaría así, sino que marido.

La razón de este cambio se debe a lo siguiente:

Ø  Todas las personas con mucha facilidad llaman Señor a alguien aun sin conocerlos, tal es el caso de muchas personas que ni conocen a Cristo pero le llaman Señor.
Ø  La palabra Señor implica posesión mientras que Marido manifiesta la relación afectuosa.
Ø  Baali se había convertido en una forma de llamar al Dios Baal, hoy en día decir Señor se escucha muy impersonal pues no sabemos a cual Señor le hablamos.
Ø  El termino marido implica relación, intimidad, comunión, fructificación, etc.
Ø  “Mi amo y señor “que alude a la autoridad más que al amor, y diciéndole Ishi, una manera cariñosa de tratarlo.

Ahora bien estas son razones por la cuales Dios permite los desiertos en nuestra vida, todas ellas tienen un solo propósito, lo dice Deuteronomio 8: 16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;  a la postre hacerle bien, no es que Dios se plazca en esto, ni tampoco se goza, es solo que El conoce el resultado glorioso.

La duración del desierto en nuestras vidas dependerá de nuestra respuesta al mismo, algunos entienden con rapidez, otros somos más tardados, pero todos saldremos de ahí ya que nuestra generación no nació para morir en el desierto.

Entrega tu vida a Dios, ríndele todo tu ser y el cambiara toda situación, Cristo te ama, confía y espera en él, él es tu Hacedor, tu proveedor,  cree el Señor y dale tu corazón para que tus ojos vean siempre por sus Caminos.

Dios te bendiga Poderosamente.

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